Revisitando Los Simpson. El hermano de otra serie

octubre 11, 2019






Como ya he dicho otras veces, me resultan algo repetitivos los debates sobre la calidad de Los Simpson. Al fin y al cabo, cada uno dejó de ver la serie en X temporada, y para él intrínsecamente esa temporada será la del declive. Pero en lo que sí podemos estar de acuerdo es en que la octava temporada marcó un punto de inflexión en la creación de Matt Groening.








En aquel año 1997 donde el diario Marca hizo una de las portadas más desafortunadas de su historia, en Escocia clonaban una oveja y Gary Kasparov era derrotado por una máquina, Los Simpson se convirtió en la serie animada con más episodios en prime time por encima de Los Picapiedra. 

El equipo entonces capitaneado por Bill Oakley y Josh Weinstein parecía estar abrumado por ello, con episodios que claramente mostraban incertidumbre por el futuro como Rasca, Pica y Poochie (el que estableció el nuevo record) o Las series secuela de Los Simpson, así como episodios experimentales que eran inimaginables en temporadas anteriores, alguno de los cuales ya vimos en Joróbate Flanders. Inclusive el polémico pasado de Seymour Skinner iba a conocerse originalmente en esta temporada.

Y en este periodo introspectivo parecía adecuado darle un final (o al menos un punto y aparte...) a un personaje nacido originalmente como un cameo de un episodio que se había vuelto cada vez más recurrente: Robert Underdunk Terwilliger, el actor secundario Bob.




Tenía que ponerlo





Después de 3 apariciones seguidas donde había parodiado El cabo del miedo, amañado unas elecciones, e incluso caer en la típica megalomanía de comic como ya hubiera hecho el otro gran villano de la serie Monty Burns poco antes, ¿qué más podía ya dar de sí el ex-payaso interpretado por Kelsey Grammer? La solución era sencilla y a la vez seguramente no se nos hubiera ocurrido: un capítulo homenaje a Frasier con cameo de David Hyde Pierce, el aún más estirado Niles Crane.






El episodio arranca con un especial de Krusty el payaso en la prisión de Springfield, donde se reencuentra con su antiguo compañero, quien una vez más enumera todos los delitos cometidos en episodios anteriores para horror de Bart Simpson, que teme que de nuevo intente vengarse de él.

Tras esto vemos que ahora Bob es un hombre religioso (¿una vaga conexión con el desarrollo de Michael Corleone en El padrino 3?) y el reverendo Timothy Lovejoy pide que le den la libertad condicional. Aunque, al contrario que 2 temporadas atrás, la gente se manifiesta en contra de ello, un emotivo discurso de Bob donde se muestra arrepentido de todo convence a todos, menos, por supuesto, a Bart.

Es aquí, tras una serie de deliciosos guiños a Frasier (desde el elegante apartamento donde pasa a vivir hasta una cortinilla de transición como las de la serie) donde conocemos a Cecil Terwilliger (Hyde Pierce) el hermano de Bob, importante ingeniero que le contrata como capataz de la construcción de una presa de agua. Pronto surgen viejas tensiones entre ellos, y es que Cecil era quien aspiraba a salir en el programa de Krusty, llevándose el puesto un Bob que le había acompañado al casting tras tirarle una tarta desvelando su estrafalario peinado que escondía tras un sombrero. Aquí vemos la ironía del personaje, resentido por algo que fue lo que en primer lugar convirtió a Bob en un psicópata 7 años atrás.







Aunque Bart no deja de buscar pruebas de que ha urdido otro de sus malvados planes (llegando a fastidiarle una cita con Edna Krabappel) poco a poco vemos que aparentemente el arrepentimiento de Bob es real, y sin embargo algo huele mal en el proyecto de Cecil, ya que el equipo que trabaja en una obra tan compleja como el de una presa de agua no son sino Cletus Spuckler y un primo suyo entre otros "rednecks" a cual más inepto.






Aunque, como tantas otras veces, Bart pide ayuda a su hermana Lisa, tampoco ella es capaz de encontrar nada que comprometa al actor secundario, y son descubiertos por este, quien, cada vez más furioso por la situación y por las deficiencias laborales, hace "lo que siempre debí hacer"... quejarse a Homer de que le espían, amenazando con represalias si volvían a hacerlo. Por supuesto, el inspector de seguridad del 7G no le da más importancia al tema, y los hermanos deciden ir al despacho de Bob, donde encuentran un maletín con 15 millones de dólares obtenidos con todo lo recortado en la obra, con materiales de muy mala calidad. ¿Finalmente Bob había vuelto a engañar a todos?



"¡A por él, Lisa!"



Pues no. Tras una breve persecución por el interior de la presa, aparece Cecil empuñando una pistola y dinamita, revelando quien fue él quien organizó la estafa, para posteriormente eliminar las pruebas volando la presa y culpar a Bob (quien había llegado a afirmar que deseaba que explotase en su desesperación por las chapuzas de Cletus y Merl) como venganza por no haber sido elegido actor secundario... pero sobre todo por el dinero. Además, deja encerrados dentro a los 3.








Esta vez, Bart y Lisa no tienen más remedio que aliarse con su antiguo enemigo para escapar de la crítica situación, y tras un nuevo guiño a Frasier (Cecil, con los ojos tapados, llama a Bart "Maris", la ex-esposa de Niles a la que jamás vimos la cara) el maletín con el dinero cae al mar para ira del ingeniero, quien tira al hijo mayor de Homer y Marge por el barranco mientras Bob intentaba desactivar la dinamita. Tras salvarse mutuamente la vida, parece que por fin se acabó la tensión entre ellos y pueden pasar página.







O eso creían. Los policías Lou y Eddie arrestan a Cecil, y en ese momento llega Clancy Wiggum, quien culpa injustamente a Bob. Pese a todas las evidencias (Lisa cuenta lo ocurrido, Cecil confiesa, etc) el actor secundario vuelve a ser detenido por sexta vez tras uno de los más brillantes diálogos de la historia de la serie, lo que hace resurgir su antiguo carácter vengativo. Aunque, de alguna forma, el estúpido y corrupto jefe de policía también resulta castigado, ya que la presa igualmente revienta por su pésima calidad provocando una riada que destruye su casa.








Quizá El hermano de otra serie no sea el mejor episodio de Bob, pero sí resulta uno de los más divertidos. El personaje de Cecil tiene carisma, hay algunos momentos de humor absurdo que funcionan bastante bien, y sobre todo, como ya he dicho, si eres fan de Frasier tienes que verlo aunque no conozcas Los Simpson.

Nunca sabremos si de verdad querían dar o no carpetazo al personaje (hoy día Grammer incluso hace cameos en capítulos no protagonizados por él) pero en cualquier caso es quizá el mejor representante junto con Más Homer será la caída y Milhouse dividido de lo que fue el desarrollo de personajes secundarios en la octava temporada.

Próximamente más reseñas en Joróbate Flanders.

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