Vegeta como síntoma: el declive de Dragon Ball Z

noviembre 06, 2019




Año 1989. Aunque aquí apenas se empezaba a conocer para los espectadores vascos, andaluces y catalanes, en Japón uno de los mangas más populares del momento estaba a punto de terminar. Era el momento clave para ello. Son Goku por fin había conseguido ganar el torneo de las artes marciales (además de salvar la Tierra, sin que quedara claro realmente qué le importaba más) derrotando a la reencarnación del diabólico Piccolo Daimaoh. Tras rechazar el cargo de Kamisama o dios del planeta, partía con su prometida Chichi en la Nube Kinton hacia un desconocido destino.



De esta saga de relleno ya hablaremos otro día. O no.





Pero la Jump no estaba conforme con que Akira Toriyama acabara con la gallina de los huevos de oro tras solo 5 años. Así nació la etapa que en el anime pasaría a ser conocida por razones no demasiado claras como Dragon Ball Z. Esta "nueva serie" arrancaba 5 años después, con Goku convertido en el padre de Son Gohan (con el mismo nombre de su abuelo adoptivo), al que Chichi prohibe entrenar pese al gran potencial que parece tener su fuerza. Su sueño es que sea un importante científico.






Si algo ha caracterizado la obra de Toriyama (aparte de lo demasiado que a menudo sus personajes se parecen entre sí) es su gran amor por la cultura occidental. De esta forma, es habitual ver tanto en DB como sobre todo en Doctor Slump numerosos guiños al cine, en especial Star Wars. Así las cosas, inclusive cuando la serie dio un giro oscuro con la irrupción del mencionado Piccolo, esta saga no deja de ser en cierto modo un homenaje a Superman 2, con el primer enemigo de Goku, Pilaf, rescatando al malvado namekiano de siglos de encierro con la ingenua idea de que le deje dominar el mundo (o una parte al menos) como hiciera Lex Luthor (Gene Hackman) con el General Zod (Terence Stamp) .

Quizá por esto, aunque haya todo tipo de animales antropomórficos y seres extraños en este universo  (entre ellos uno de mis personajes preferidos, el Lobo Hombre) Toriyama decidió que Goku no era humano, sino uno de los pocos supervivientes de la raza guerrera de los saiyans, que trabajaban para el emperador Freezer conquistando planetas para que este pudiera venderlos hasta que el dios de la destrucción Lord Beerus le ordenó acabar con el planeta donde vivían, si bien el tirano galáctico temía que pudieran llegar a unirse contra él, sobre todo si era cierta la leyenda del guerrero que aparecía una vez cada 1000 años.







Uno de los otros supervivientes (puesto que estaba de misión) era Raditz, quien resulta ser el hermano de Goku, o como se llama realmente, Kakarot, a quien explica que los saiyans con un nivel bajo como él eran enviados de niños a planetas débiles para que pudieran conquistarlos, misión que había olvidado por un golpe en la cabeza.

Al negarle en ayudarles en su oscuro objetivo (ya que Freezer les había hecho creer que todo era culpa de un meteorito) Raditz secuestra a Gohan, lo que obligaba a una insólita alianza con Piccolo. Con gran esfuerzo consiguen derrotarle, pero Goku debe sacrificarse para ello, siendo resucitado un año después con las bolas de dragón. Pero lo más impactante no era todo esto... sino que Raditz era el más débil de sus camaradas. Aún Goku no había vuelto de su entrenamiento en el más allá con Kaio del Norte (o Kaito, como se le conoce en el doblaje castellano) cuando llega el príncipe saiyan Vegeta (cuyo nombre y el de su padre era el del propio planeta saiyan) y su lugarteniente Nappa. 

Esta sería una de las batallas más dramáticas de todo Dragon Ball, con las muertes de casi todos los "guerreros Z": Yamcha, Ten Shin Han, Chaoz y hasta Piccolo, que se redime salvando a un Gohan al que sometió a un duro ejercicio de supervivencia en el desierto. Se dice que el final del orgulloso Vegeta habría sido el de ser devorado por un Gohan convertido en "ohzaru" o mono gigante. Aunque esta transformación tuvo lugar, no solo no fue así sino que un Goku gravemente herido exige a su mejor amigo Krilin que le deje huir para poder pelear contra él una vez más.






Aunque las bolas de dragón de la Tierra habían dejado de existir (puesto que la vida de Piccolo iba unida a la de Kamisama) Vegeta sabía que procedían del planeta Namek, y decide partir hacia allí para conseguir ser inmortal, única forma con la que cree poder llegar a vencer algún día a Freezer. Pero una vez llega al planeta donde tienen el cuartel general, se entera que este se le ha adelantado, ya que el "scouter" con el que los saiyans miden la fuerza de sus enemigos también servía para escuchar conversaciones a distancia.






Freezer acaba matando a Vegeta y Krilin para ira de Goku, que se transforma así por primera vez en super saiyan. Aunque consigue vencerle para sorpresa de todos (entre ellos Kaito, que le había prohibido luchar contra él) aparentemente no puede escapar de la explosión de Namek que había provocado el demonio del frío. Otro punto de inflexión para Dragon Ball, otro momento para un agridulce pero acertado final. Pero tampoco esta vez Toriyama pudo hacerlo. Y además tuvo que resucitar a Vegeta, ya que a él iba unida en gran parte la cada vez mayor popularidad del manganime. 

¿Pero como se podía superar al emperador del mal, quien estaba considerado el más fuerte del universo (o al menos hasta que nació el concepto de los hakaishin y Zeno Sama)? Aunque parece ser que originalmente Akira pensó en la raza científica de los tsufurs (que originalmente habían vivido en el entonces llamado planeta Plant hasta que fueron expulsados por los saiyans) finalmente miró hacia el pasado, hacia la añorada por muchos "serie original".






Una vez había sido derrotado en la final del 21º torneo por Jackie Chun (quien resulta ser el mismísimo maestro Mutenroshi) Goku decide buscar la bola de 4 estrellas o "suhxinxu" , único recuerdo que le queda de su abuelo. Durante esta búsqueda, se topa con la Red Ribbon, gigantesca organización paramilitar liderada por el General Red, que quiere las bolas de dragón para ser más alto. En la primera de estas batallas, se encuentra con Nº8, un poderoso androide que sin embargo se niega a pelear, convirtiéndose en un buen amigo. ¿Y si el creador siguiera vivo? ¿Y si hubiera construido máquinas todavía más peligrosas?


No. Este no.



La saga de los androides arranca cuando un Freezer casi más robot que ser vivo llega con su padre, el Rey Cold, a la Tierra con tal de vengarse de un Goku que a su vez también había conseguido escapar gracias a las naves del comando Ginew, pero que aún no había llegado de un misterioso entrenamiento en el planeta Yadrat.






Cuando todo parece perdido, un desconocido adolescente que también tiene poderes de super saiyan derrota a ambos con desconcertante facilidad. Resulta ser Trunks, hijo de Vegeta y Bulma. Como si de una versión japonesa de Terminator se tratara, procedía de un futuro distópico en que las creaciones del Doctor Gero para vengar a la Red Ribbon prácticamente habían acabado con la raza humana. Ninguno de los guerreros Z pudo con ellos, y Goku ni siquiera había podido participar en la lucha debido a una enfermedad vírica del corazón supuestamente contraida en Namek, así que le lleva una medicina con la que poder salvarse cuando llegue el momento.

3 años después, los androides Nº19 y 20 empiezan a sembrar el caos en una ciudad. Aunque aparentemente Goku lleva las de ganar gracias a un intenso entrenamiento junto a Piccolo, no había tomado la medicina y cada vez está más debilitado, ya que además estos robots tienen el poder de absorber la fuerza de sus enemigos. Parecía un comienzo interesante, pero el siempre exigente editor de Jump Kazuhiko Torishima (en quien Toriyama se basó en su día para el malvado doctor Mashirito de Doctor Slump) no lo veía tan claro. No podía gustarle menos la idea de que Goku peleara contra "un gordo y un viejo".






De esta forma, se dio rápidamente carpetazo a esta saga convirtiendo a Vegeta en un super saiyan todavía más fuerte que Goku, que destruye rápidamente a 19 obligando a huir a 20, que se desvela como el mismísimo Doctor Gero, que para entonces ya habría muerto en la línea temporal de Trunks. Y es que, creando un grave problema de continuidad (ya que había mencionado claramente esos números antes) ahora se nos explicaba que el viaje en el tiempo cambió las cosas (por ejemplo, la enfermedad habría ocurrido antes de lo que lo hizo) y resultaba que los que habían arrasado todo eran Lapis y Lazuli, hermano y hermana delincuentes que habían sido transformados en los Nº17 y 18.







El hecho de que ahora los villanos fuesen 2 adolescentes tampoco sentó bien en Jump, y ahora se nos salía con que estos androides no eran tan malos como los que conoció Trunks (apalizan a Vegeta y los otros, sí, pero porque ellos atacaron primero) y de hecho 18 y Krilin se enamoran. Es entonces cuando de repente los guerreros Z empiezan a sentir el ki de un Goku todavía convaleciente, pero también el de Freezer y Cold. Una vez que un Piccolo ahora unido de nuevo con Kamisama llega al lugar, solo encuentra ropa tirada por el suelo de una ciudad fantasma. ¿Qué estaba ocurriendo?






Con la más acertada puesta en escena que jamás haya tenido un malo de Dragon Ball (solo comparable con Black Goku, curiosamente también relacionado con el futuro de Trunks) veíamos por primera vez a Cell, bio-androide creado con el ordenador de Gero a través de las células tanto de los guerreros Z como de sus enemigos con un robot en forma de abeja. Tras casi todo el año 1992 perdido, por fin Toriyama había dado en el clavo. O casi, porque de nuevo su editor le dejó claro que aquella solo debía ser una primera forma, por lo que absorbería a Nº17 y 18 alcanzando su "cuerpo perfecto" con ayuda de, como no, Vegeta, que quería un rival digno.







De nuevo Dragon Ball alcanzaba un momento de climax con un Gohan que era el primero en convertirse en super saiyan 2 destruyendo a Cell perfecto con un kame hame ha tras el sacrificio de su padre, que pide no ser resucitado al creer (no sin cierta razón) que era él quien atraía el mal. Vegeta, asqueado por ser también superado por un niño (que además le salva la vida) , decide dejar la lucha.

Y por tercera vez Toriyama tampoco pudo cerrar la serie. Esta vez se daría un salto temporal de nada menos que 7 años, a la adolescencia de un Gohan que ahora es un estudiante más en la escuela de Satan City, ciudad nombrada así en honor al inefable Mark o Mr.Satan, que se había atribuido los méritos de la victoria en el llamado "Cell Game". Con un hortera disfraz creado por Bulma, el hijo de Goku y Chichi se hace pasar por el superhéroe "gran saiyaman".






En principio la cosa no pintaba tan mal. Muchos años después, volvía por fin el torneo de artes marciales, con participación nada menos que de Goku (con un permiso de un día de la adivina Baba, hermana de Mutenroshi) Vegeta, Gohan, Piccolo, Krilin y Nº18, así como un nuevo torneo infantil que supuso un espectacular combate entre el pequeño Trunks y Son Goten, segundo hijo de Goku con un enorme parecido a él. También hacía su aparición Videl, hija de Satan que no es consciente de haber superado hace tiempo su fuerza, quien chantajea a Gohan al descubrir su identidad secreta. Ya sin Chaoz amañándolos, el sorteo deparaba nada menos que un Goku VS Vegeta en primera ronda.





Pero durante la batalla de Gohan contra un misterioso hombre llamado Kibito, los luchadores Yamu y Spopovich irrumpen absorbiendo su poder de super saiyan 2. Kibito resulta ser el ayudante del Dios Kaiyoshin del séptimo universo, quienes habían ido a vigilar a esos tipos, guerreros normales hasta que fueron poseidos por el brujo Babidi, que necesita energía para resucitar a Majin Boo, monstruo encerrado desde hacía siglos en una bola enterrada. Nacía así el concepto "síndrome de Boo", villanos que siempre han estado ahí, pero que irrumpen cuando el héroe tiene posibilidades de vencerlo.





El agotamiento de Toriyama empezó a hacerse palpable en esta última saga. El dibujo parecía perder algo de fuerza, y la escala de poder había perdido toda lógica, en una oleada de nuevas transformaciones, absorciones y fusiones. Y de nuevo, tras sacrificar a Vegeta (quien se autodestruía arrepentido por dejarse poseer por Babidi para ser más fuerte y tener su combate con Goku) volvía a resucitarle tras haber absorbido el monstruo a Goten, Trunks, Piccolo y Gohan. Tras vencer Goku con una genkidama, esta vez sí, Akira pudo cerrar en 1995 Dragon Ball tras 11 años, con un epílogo de nuevo en un torneo donde conoce a la reencarnación del monstruo, un niño de familia pobre llamado Oob, al que decide entrenar.








Pero todavía había Dragon Ball para rato. Si Akira no lo haría, sería Toei Animation. Apenas un año despues daba comienzo Dragon Ball GT (esta vez exclusivamente como anime) donde, aproximadamente 5 años después, Pilaf llega al reino celestial (¿recuerdan aquello de que solo se podía llegar con el bastón mágico?) para robar las bolas de dragón de la estrella negra, que había creado Kamisama antes de separarse de Piccolo Daimaoh, haciendo accidentalmente retroceder a Goku a la infancia, lo que le hace perder parte de su poder (como el shunkanido o movimiento instantáneo) . 

Pero lo peor no era esto, sino que había que buscarlas antes de un año por todo el universo o la Tierra desaparecería. Así, parten en la nave "Tako" de Bulma Goku, su nieta Pan, y Trunks. Esta serie duraría solo 64 episodios por su mala acogida, pero con el tiempo poco a poco se ha ido reivindicando en forma de cameos de sus protagonistas en la miniserie publicitaria Super Dragon Ball Heroes.






Un dato poco conocido es que, si bien Toriyama no se implicó personalmente en la creación de esta serie (que hoy día ha quedado fuera de canon) sí hizo algunas ilustraciones promocionales, y participó en los rediseños de algunos personajes. Creo que ya sabéis por donde voy, pero por si acaso me explico: tras tantos años de hartazgo de la serie, y de Vegeta en particular, esta fue su particular "venganza": desmitificarle con un ridículo bigote que era el hazmerreir del resto de personajes. Se rumorea que esta escena del 25º episodio parodió la reacción de la propia hija de Toriyama.



"Mire usted, señor Goku"



Parecía el final definitivo de Dragon Ball, pero 8 años después del episodio final de GT, con una película entre medias, llegaba, cuando ya pocos la esperaban, Dragon Ball Super, manganime esta vez sí guionizado por Toriyama y dibujado por Toyotaro, uno de los autores del fan-manga Dragon Ball AF. 

Y, al igual que con la serie, parece que se ha reconciliado también con el príncipe de los saiyans, ya que (aún teniendo de nuevo alguna escena cómica) Vegeta nunca ha sido tan importante como ahora, venciendo a un futuro hakaishin como Toppo o entrenando durante el torneo de los Universos 6 y 7 a Cabba, joven saiyan del primero muy parecido a él, así como conseguir por méritos propios el estado de super saiyan dios, cosa que no puede decir Goku. Y, sin ánimo de spoilear mucho, puede que la saga de Moro les acerque más que nunca en poder.






Aunque el anime terminó de nuevo abruptamente en el episodio 131, el manga de DB Super continúa. Como acabará es todavía un misterio, pero aquí estaremos en Joróbate Flanders para hablar de ello.

Y ojalá por fin Vegeta consiga ser el más fuerte.

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