La casa de papel: el final de la partida (SPOILERS)

diciembre 04, 2021



Noviembre de 2017. Mientras La que se avecina y el retorno de Operación triunfo se disputan el liderato del prime time, se despide sin hacer mucho ruido de la parrilla de Antena 3 otro de tantos intentos que de tanto en cuando intentaban romper con un modelo de ficción nacional que seguía estancado desde los tiempos de Médico de familia, el de las "dramedias" de 70 minutos con diferentes subtramas dirigidas a cada miembro de la familia, desde el niño al abuelo. Nadie sabía quien era la "señora de Cuenca", pero su poder era absoluto.

Meses después, actores que en España apenas sí eran conocidos de pequeños papeles aquí y allá tenían fans en medio mundo. La cara dibujada de Dalí aparecía en manifestaciones y partidos de fútbol. Cuando quisimos darnos cuenta, La cabina ya no era nuestra única producción con un Emmy. Netflix había convertido una serie que se había despedido con un exiguo 12% de share en un fenómeno social comparable al de los grandes éxitos de Hollywood.



Pese a que el final resultaba aparentemente cerrado, que La casa de papel tendría continuación exclusiva de la plataforma de streaming era un hecho, y ahora quedaba saber como se podría superar la apuesta, en una gigantesca historia que se ha prolongado durante 3 años y 26 episodios hasta llegar a la conclusión de la que hemos podido disfrutar esta semana. 

Por supuesto, una vez más he de avisar de SPOILERS, así que si aún no lo habéis visto, os dejamos con el programa Personas que se parecen a cosas.



A menudo hay antagonistas que, por el buen trabajo del actor de turno y el oscuro carisma del personaje representado, acaban adquiriendo progresivamente un cierto aire de verdaderos protagonistas. Ocurrió con JR Ewing, ocurrió con Darth Vader, y sin ir más lejos con otra serie del mismo creador Álex Pina, la temida reclusa Zulema Zahir en Vis a vis interpretada por Najwa Nimri.

Dejando a un lado el hecho de que quizá se hayan ignorado en demasía "ciertas" tramas de la primera temporada, no cabe duda de que Andrés de Fonollosa "Berlín" (Pedro Alonso) ya ha entrado a formar parte de esa lista, estando ya anunciada por sorpresa una futura precuela en forma de spin off del excéntrico atracador.

En torno a los flashbacks del hermano del profesor (Álvaro Morte) ha girado toda esta segunda etapa de la serie. Mientras se nos daban muy a cuentagotas los detalles de su ambicioso plan para robar las reservas de oro del banco de España, se nos mostraban diversas historias sobre su pasado, desde su amistad con Palermo (Rodrigo de la Serna) a su tormentoso matrimonio con otra ladrona que se hacía pasar por pianista, Tatiana (Diana Gómez) . 

A estos peculiares "Bonnie y Clyde" de guante blanco se unía en la primera mitad de la quinta temporada Rafael (Patrick Criado) hijo de Andrés y respetable ingeniero que acaba adquiriendo la vocación del "oficio" familiar en un espectacular robo de oro vikingo en Dinamarca. Aquello empezaba a causar malestar entre el fandom porque no parecía aportar demasiado a la trama... ¿o sí? 




Si en la fábrica de moneda y timbre, Raquel Murillo (Itziar Ituño) fue "la única fisura de un plan perfecto" esta vez, como ya intuíamos en Joróbate Flanders, ha sido el amor (o mejor dicho, el desengaño) lo que esta vez ha podido ser la perdición de la banda de los Dalís. 

Y es que Tatiana y Rafael (convertidos ahora en pareja) , al oír por televisión que estaba en marcha aquel antiguo plan del que le hablaba con todo detalle su fallecido ex-marido en medio de sus, ejem, "noches románticas", desplegaron una patrulla de falsos policías capturando al profesor y al resto de sus hombres del exterior en el mismo estanque de tormentas donde estaban extrayendo el oro.

Por si esto fuera poco, en el interior, una vez caída Tokio (Úrsula Corberó) , finalmente los supervivientes del batallón militar liderado por el comandante Sagasta (José Manuel Seda) , en un astuto plan digno de sus enemigos, conseguían detener a los "Dalís" tras desactivar su compañera Arteche (Jennifer Miranda) las bombas colocadas por todo el edificio. Esta vez sí, todo había acabado. Incluso el mismísimo Sergio Marquina parecía darse por vencido, dirigiéndose al banco para estar con sus compañeros.



A lo largo de estos 5 episodios de más tensión que nunca (aunque con menos escenas de acción que de costumbre) se ha jugado con un cierto paralelismo con el primer atraco. Así, vimos a Denver (Jaime Lorente) y Estocolmo (Esther Acebo) reconciliarse en una cámara acorazada de la misma forma que en su día la protegió (cuando era una rehén más) de las represalias de Berlín por esconder un móvil, al Profesor y Lisboa encadenados del techo como el primero en aquel momento en que por fin ambos reconocieron sus sentimientos, y lo más importante: otro cambio de bando.



Aunque su carrera en la policía ya había terminado por culpa del coronel Tamayo (Fernando Cayo), no fue hasta que el profesor le protegió tras un intento fallido de chantaje a cambio de su libertad que Alicia Sierra (interpretada por la ya mencionada Najwa Nimri) pasaba a unirse a la banda para poder empezar una nueva vida con su hija recién nacida. Tras conseguir negociar con éxito con la banda rival, finalmente quedó desvelado el detalle final que ni siquiera conocía Murillo, única a quien había revelado el "plan París" con el que fue liberada en la T4.

Una vez más, La casa de papel ha sido sobre todo una crítica al funcionamiento del sistema financiero. Si los miles de billetes de 500 impresos fueron comparados por el profesor con los rescates bancarios tras la crisis de 2008, esta vez Tamayo (quien, fuera de sí, había llegado a ordenar la ejecución de toda la banda) no tuvo más remedio que aceptar que en la caja fuerte se metieran toneladas de oro falso hecho con simples latas.

El mero hecho de que la sociedad creyera que había sido recuperado había recuperado la confianza de los mercados evitando de esta forma la quiebra del país con lo que ello conllevaba, y así, siendo dados por muertos por todos sus admiradores, no solo conseguían huir con su valioso botín, sino que lo hacían bajo la protección del estado mediante falsas identidades.



Aunque no ha sido perfecta (a menudo las tramas personales de los personajes han ralentizado demasiado la trama principal, quedando el nuevo personaje de Manila interpretado por Belén Cuesta como un mero recurso para un triángulo amoroso) este ha sido un muy satisfactorio final de serie que hasta el último minuto ha sabido mantener el interés. ¿Conseguirán la serie de Berlín, así como el también anunciado remake coreano, estar a la altura de este gran legado? Es pronto para saberlo, pero en Joróbate Flanders estaremos aquí para hablar de ello.

Como siempre, podéis opinar en los comentarios.

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