Los locos argumentos de Simpsons Comics (II)

octubre 14, 2023

Sí, de nuevo tenemos hoy en Joróbate Flanders nuestro tema preferido, que es sin duda nuestra adorada familia Simpson.

Por supuesto, no todo va a ser televisión, y de vez en cuando también nos gusta leer algún buen comic, por lo que ha llegado el momento de retomar 2 años después nuestro pequeño repaso a ese peculiar multiverso dentro de la serie de Matt Groening que son los comics de la extinta editorial Bongo. Empecemos:


The geek shall inherit the Earth





Sin llegar a la absoluta unanimidad que existía hasta más o menos la novena o décima temporada, Los Simpson han vuelto a entrar en los últimos años (sobre todo tras sustituir Matt Selman al sempiterno Al Jean como showrunner) en una inesperada segunda juventud por una arriesgada pero acertada apuesta por un tipo de argumentos más experimentales donde los episodios no canónicos no tienen que ser necesariamente patrimonio exclusivo de Halloween y los detalles fanservice son cada vez más comunes.

¿Hasta qué punto el comic ha influido en la nueva generación de guionistas? Es imposible no hacerse esta pregunta al leer el número 36, donde Doug, Gary y Benjamin (los "gilís" que ayudaron a Homer a sacarse el título universitario que necesitaba para mantener su empleo en la central nuclear) son expulsados del campus donde seguían viviendo un año después de haberse graduado.

Después de deambular por un museo de ciencias naturales, el badulaque y la biblioteca (sí, llegan a homenajear "ese" gag) son brevemente acogidos en La mazmorra del androide hasta que un tumulto durante una convención de Xena al ser Gary confundido con Urkel termina con los 3 intelectuales viviendo de nuevo en el 742 de Evergreen Terrace.





Mientras Bart trata de hacerse su amigo (ya que Nelson Muntz le paga por conocer los puntos débiles de los nerds) envía por error un ultraviolento videojuego (parodiando títulos de la época como Doom) antes de ser terminado, lo que les convierte de la noche a la mañana en unos multimillonarios empresarios.

Mientras que intentan entrar en otros campos (la central nuclear, una película de Troy McClure o el laboratorio del doctor John Frink) con desastrosos resultados, Homer es puesto al cargo del negocio principal, y desde ese momento un representante de una empresa rival trata por todos los medios de que la venda, lo que acaba consiguiendo después de que delegue en Barney Gamble por ir al baño. Este personaje no es ni más ni menos que otro antagonista olvidado de la serie, el señor Black, ex-CEO de Krustyland (hasta que explotó) y monitor del ruinoso "Kampamento Krusty".



The absent-minded protester




También en esta colección tenemos capítulos protagonizados por el abuelo Simpson, que disgustado porque una vez más ignore su familia sus contradictorias historias sobre la segunda guerra mundial (dando a entender en una viñeta que Monty Burns le daba órdenes, al contrario de lo que vimos en la séptima temporada) en la celebración del día del veterano, va al badulaque a levantar el ánimo con algo llamado "reconstituyente Westphal", sea lo que sea eso.



Sin embargo, hace tiempo que la cadena india de supermercados ha dejado de vender el producto en cuestión, y al parecer ni siquiera han llegado a leer sus numerosas cartas de protesta exigiendo su regreso, ya que como le explica Apu Nahasapeemapetilon, ahora toda la atención al cliente pasaba por internet.

Desencantado del todo con la sociedad moderna, Abe, con un traje negro como si de un ladrón se tratara, empieza a llenar Springfield de pintadas con sus típicas quejas bajo una identidad secreta, "el grampo" (o "el güelo" en la traducción española) con tal de conseguir recuperar su reconstituyente. Por supuesto, cuando Bart le descubre, no duda en unirse a esta particular cruzada.




 Bartman no more




Tras una primera temporada muy experimental sin apenas secundarios importantes más allá de la familia y su entorno, la segunda temporada de Los Simpson iría estableciendo poco a poco todo el estrambótico lore de la ficticia Springfield.

Concretamente, en "Tres hombres y un comic" haría su primera aparición Jeff Albertson, el dependiente de la tienda de tebeos, que posee un raro ejemplar del Nº1 de Radiactivo Man que despierta rápidamente la envidia de Bart, juntando sus ahorros con los de Milhouse Van Houten y Martin Prince para poder reunir los 100$ que vale.

Más allá de esto y como los 3 amigos aprenden por las malas a compartir, lo que nos interesa de este episodio es como Bart trata sin éxito de improvisar un disfraz con el que poder conseguir entrada gratis a la feria de comics donde empezó toda esta trama. Estamos hablando por supuesto del justiciero Bartman.




Esto debió gustar al incipiente fandom estadounidense, y tras protagonizar un plataformas un tanto mediocre en NES, Bartman pasó a tener una serie spin off propia en Bongo durante 6 números, que bebía mucho del naif y entrañable Batman 60s de Adam West, incluyendo una "bartcueva" en la casa árbol, y, como diría el Spiderman de Tom Holland, a Milhouse como su "chico de la silla".

Tras 3 historias autoconclusivas en las que luchó contra una trama de especulación de comics que le permite a la vez sacar adelante por primera vez un trabajo escolar, el crossover con Radiactivo Man que ya vimos en el artículo anterior, y hasta el mismísmo Seymour Skinner convertido en un supervillano gracias a un disco de hipnotismo de venta por correo, la colección llegaría a su fin en 1995 con una historia mucho más extensa durante los números 4-6 cuya referencia no podía ser más obvia, el nº50 de Amazing Spiderman.

Y es que aquí Kent Brockman, convertido en todo un JJ Jameson, acusa al antihéroe de ser en realidad un delincuente, por lo que Bart decide abandonar su doble vida para no poner a su familia en peligro. Sin embargo, esto provoca que la criminalidad aumente en Springfield, con varios atracos que son firmados con una "B", lo que hace que las editoriales de Brockman se vuelvan aún más incendiarias.

Al intentar volver a la acción, un aparatoso accidente hace que Bart se rompa una pierna (sí, otra vez) por lo que Lisa, Maggie y el Pequeño Ayudante de Santa Claus tendrán que salir en su ayuda, desvelando así una sorprendente resolución a esta misteriosa conspiración que no contaré por si alguien aún no lo ha leido.

Posteriormente, Bartman seguiría haciendo alguna que otra aparición esporádica en videojuegos como Hit & Run o Los Simpson: el juego, así como en la más infantil colección Bart Simpson (que fue mucho más longeva que su antecesora, alcanzando los 100 números) y de nuevo en la misma serie televisiva en el episodio de la T18 "La venganza es un plato que se sirve tres veces", protagonizando un tercer segmento muy vagamente inspirado en Batman Begins.

 



Como siempre, podéis opinar sobre estos u otros comics de Los Simpson en los comentarios.

Te recomendamos leer

0 Comentarios