Auge y caída de Bongo: Los extraños argumentos de Simpsons Comics

febrero 19, 2021

 





Muchos de vosotros habréis visto el encabezado. Quizá incluso lo hayáis tenido en vuestra pared. Se trata de un poster con prácticamente todo personaje habido en Los Simpson a lo largo de los 90, quizá el producto más icónico del inmenso mundo de merchandising en torno a esta serie. A quien quizá no conozcáis es a su autor, Bill Morrison.

En 1993, Los Simpson estaban en su máximo auge de popularidad. La creación accidental de Matt Groening para no perder el control creativo de su tira cómica Life in hell se había convertido ya en un mito de la historia de la televisión a nivel internacional.

Aunque teóricamente estaba dirigida a un público adulto, ya entonces buena parte del merchandising estaba dirigido a un público infantil que, en el caso de España, poco menos que debía verla a escondidas gracias al VHS, debido a un horario en que debían estar ya en la cama, el de las 23:00 horas en TVE2. 

En ese sentido, el producto más popular (con decenas de reediciones que llegan hasta nuestros días) fue la "Guía para la vida", donde el hijo mayor de Homer y Marge, Bart Simpson, daba peculiares consejos para ser como él, y que estaba ilustrado por Morrison.



Nada dice más "los 90" que esto


Quizá fue el éxito de este libro (que venía precedidos de otros que recordarán con cariño los fans de cierta edad como el album familiar o los "juegos para días de sol/lluvia") el que hizo que Groening cerrara de alguna forma el círculo llevando a la familia de Springfield a compartir el mundo del que no quiso sacar a su otra creación, fundando junto a Morrison la editorial Bongo Comics, que recibía dicho nombre de uno de los protagonistas de Life in Hell, el hijo del conejo antropomórfico Binky.




Varias fueron las series que pasaron por Bongo hasta su desaparición en 2018. Futurama, Bob Esponja... inclusive un proyecto personal de Bill que duró 6 números, Roswell, ambientado en el Nuevo México de los 50. 

Por supuesto, la estrella era Los Simpson, que además de una serie principal de 245 números, contó con numerosos spin offs protagonizados entre otros por Bart, Rasca y Pica, Krusty el payaso o el superhéroe Radiactivo Man, así como, al igual que la serie televisiva, su propia saga anual de La casa árbol del terror, que a menudo contaba con artistas invitados.






La opinión del fandom sobre esta colección siempre estuvo dividida. El comic y la televisión son soportes completamente diferentes, y algunos puristas no aceptaban que desde el principio se alejaran del limitado realismo de aquella primera etapa de la serie para ofrecer unos argumentos un tanto extraños. Hoy analizaremos algunos de ellos en Joróbate Flanders:


The amazing colossal Homer




Si algo ha caracterizado a la ya longeva segunda etapa como showrunner de Al Jean (aparte de abandonar de forma abrupta interesantes tramas anteriores como Barney dejando la bebida o la relación sentimental de Seymour Skinner con Edna Krabappel) es la impresión de que muchos capítulos se escriban pensando primero en un título más o menos ingenioso para luego intentar encontrar un argumento que lo justifique.

Esto mismo es lo que encontramos en numerosas portadas de Simpsons Comics, que parodian clásicos de Marvel y DC. Así las cosas, ya en el mismísimo Nº1 podíamos ver a Homer caracterizado como el primer enemigo de la historia de los 4 fantásticos, el hombre topo.

Por primera vez hacía su aparición un personaje recurrente exclusivo del comic, el doctor Olberman, estereotipo de científico loco (¿y por qué no usar directamente a Frink?) que trabaja en un sótano de la central nuclear del multimillonario Montgomery Burns. 

Monty, preocupado por su avanzada edad tras ser incapaz de abrir una caja, le ordena a Olberman crear un rayo rejuvenecedor que primero prueba con Homer. El proyecto tiene efectos desastrosos, ya que lo único que consigue es convertirle en un gigante que podría destruir toda la ciudad. 

Cuando está a punto de llegar a la central (como es propio de él, en ningún momento es conciente de lo ocurrido y va a trabajar como un día más) el propio Olberman consigue inventar un antídoto que le devuelve a la normalidad. ¿O no?








The Homer show






Sí, aquí también tenemos la correspondiente dosis de obvias parodias cinematográficas, en este caso un clásico de los 90 por el que Jim Carrey hubiera merecido un Oscar.

Los estudios Fox (cuyos trabajadores reconocerán los fans más observadores como los tipos que vendían casettes de vocabulario en la tercera temporada) se encuentran cada vez más desbordados por cientos de cintas recibidas a diario para programas de humor de los incidentes en los que Homer se ve involucrado.

De esta forma, la cadena de Rupert Murdoch decide sobornar al alcalde Joe Quimby para que permita poner cámaras en todo Springfield con las que seguir el día a día de Homer.

Pronto, la familia empieza a notar como la gente de la ciudad actùa de forma extraña mientras reciben regalos publicitarios contínuamente, siendo Bart el primero que descubre la poco discreta furgoneta desde la cual se vigila el 742 de Evergreen Terrace y recibiendo a cambio de su silencio el cargo de productor ejecutivo.

Aunque hay referencias que se pierden fuera de EEUU (como las menciones que a lo largo de todo el ejemplar se hacen al fracaso de Millennium, procedimental de los creadores de Expediente X) este es un divertido comic cuyo final (que no spoilearé) es digno de cualquier episodio clásico de Los Simpson y en parte hace de hecho referencia a uno de ellos.




When bongos collide





En Simpsons Comics incluso tuvieron cabida los grandes eventos que empezaban a caracterizar al mundo de los superhéroes, como es el caso de esta historia que empezaba en el Nº3 de Rasca y Pica para continuar en el 5 de la serie principal (con pequeñas pistas en los anteriores de lo que iba a ocurrir) y finalizando en el tercero de Bartman, serie de 6 números en la que Bart era un justiciero con reminiscencias del Batman de Adam West.

Bart y Lisa están viendo la violenta serie animada como cualquier día cuando los extraterrestres Kang y Kodos (también grandes seguidores) tras secuestrar inicialmente a Jeremy Freedman (el adolescente pelirrojo) que hacía del gato Rasca en el parque temático Krustylandia consiguen traer desde el televisor de Los Simpson a los verdaderos personajes.





Aunque Lisa intenta explicar lo sucedido, Homer y Marge culpan de la inevitable destrucción en la casa a Bart, que se queda castigado sin poder ver un espectáculo de Krusty en la central nuclear. Durante la misma, Rasca y Pica provocan una grave explosión, y ahora el resto de habitantes de Springfield tiene superpoderes, enfrentándose unos contra otros. 






Siendo incapaz de hacer frente a esta amenaza únicamente con sus habilidades de enmascarado, un inusualmente ingenioso Bart consigue descubrir por qué está ocurriendo todo, y se infiltra en la nave rigeliana para así robar el invento causante y de esta forma atraer a Springfield a su gran héroe, Radiactivo Man. 

Con un gran dibujo y no pocas referencias al género, este crossover (que de nuevo, no revelaré su final por si alguien quiere buscarlo) resulta de lo más interesante de leer aún hoy hoy en día. Un buen punto de partida para un personaje que, además de los spin off ya mencionados, acabaría también saliendo en videojuegos.




¿Os gustaba Simpson Comics? ¿Tuvistéis estos ejemplares? Podéis hablar de ello como siempre en los comentarios.

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