Clone Wars: la otra gran serie de Star Wars

junio 05, 2020






En 2002 había gran expectación en las salas de cine ante el estreno de Shaolin Soccer   Star Wars: el ataque de los clones, la segunda parte de la trilogía de precuelas, con la esperanza de que George Lucas hubiera aprendido de los errores de La amenaza fantasma. Además, en su día la segunda de la primera trilogía había sido la mejor película, ¿no?

Pues no. Aunque se había reducido sensiblemente la presencia de Jar Jar Binks (dándole tiempo a convertirse en el verdadero villano de la saga) la cosa seguía sin funcionar. 

Si bien la batalla en Geonosis resultaba todo un espectáculo visual, hasta entonces habíamos tenido que ver casi 2 horas de aburrido metraje centrado más en la relación amorosa de Anakin Skywalker y Padme Amidala (Natalie Portman) que en la persecución del ya maestro jedi Obi Wan Kenobi (Ewan McGregor) a Jango Fett (Temuera Morrison) "padre" de Boba y fuente del ejército clon que supuestamente había encargado el fallecido jedi Syfo Dyas para la República Galáctica.

Tampoco gustaban algunas actuaciones (en especial la de Hayden Christensen como Skywalker) y, una vez más, el exceso de trama política.

Pero esto último no estaba exento de alicientes. Un jedi renegado, el conde Dooku (interpretado por el veterano Christopher Lee, que en aquellos tiempos volvía a estar en auge por su papel de Saruman en otra popular franquicia, la de El señor de los anillos) se convierte en la cabeza visible de una confederación de planetas que se separa de la República como parte de un plan de su nuevo maestro, Darth Sidious (Ian McDiarmid). Por fin íbamos a conocer el gran conflicto galáctico que apenas conocíamos de vagas menciones a lo largo de la trilogía original.



Y por alguna razón, la BSO parece la de Juego de tronos



Durante los 3 años que pasaron entre una película y otra, se sucedieron los comics, novelas y hasta un olvidado videojuego multiplataforma de Pandemic sobre las Guerras Clon. Sin embargo, esta vez había algo más.

Muchos años después de aquel estrambótico especial de acción de gracias  y del spin off animado de los ewoks cuya sintonía tendrás pegada durante semanas, Star Wars volvía a televisión, y esta vez lo hacía a lo grande. El 7 de noviembre de 2003, Cartoon Network estrenaba el primer episodio de Clone Wars.





Con un pequeño parón de 2 meses entre medias, CN emitió de forma diaria de noviembre a abril de 2004 estos 20 cortos de apenas 3 minutos con el característico estilo de Genddy Tartakovsky (juntados en 2005 en DVD como un largometraje) en que se nos narra una de las primeras batallas del conflicto en el planeta Muunilist, donde se han hecho fuertes los droides dirigidos por el banquero separatista San Hill. Pese a la oposición del consejo jedi, el canciller Palpatine ordena que un Anakin aún padawan dirija el ataque aéreo, mientras que Kenobi luchará en tierra junto a los clones.

Aunque la trama es demasiado rápida (algo inevitable dado el espacio disponible) echándose de menos el profundo desarrollo de personajes que tendríamos años después en la segunda serie, la animación, pese a su aparente sencillez, tiene mucha calidad y la acción es tan buena como la de cualquier película.

Aunque el grueso de los episodios está protagonizado por Anakin y Obi Wan, tenemos tramas episódicas con Yoda, Mace Windu o Kit Fisto entre otros. Todo ello, con el detalle añadido en el doblaje castellano de contar con buena parte del reparto de voz de las películas.






Aunque al principio los clones tienen todas las de ganar contra los droides del consejo separatista, la situación cambia con la aparición de 2 nuevos villanos. Por un lado, Kenobi debe hacer frente a Durge, cazarrecompensas de más de 2000 años con gran enemistad hacia los mandalorianos y los jedi cuya armadura esconde un cuerpo capaz de regenerarse cuantas veces lo necesite. Mientras, en el espacio, varias naves republicanas son destruidas por una misteriosa piloto: Asajj Ventress, bruja de Dathomir y antigua padawan convertida en la asesina de Dooku.

Mientras Durge huye después de que Obi Wan le intente destruir desde dentro de su cuerpo poniendo fin a la batalla de Muunilist, empieza una dura lucha de espadas láser entre Anakin y Ventress entre las ruinas de uno de los templos de uno de los planetas más emblemáticos de la franquicia, Yavin IV, que Skywalker solo consigue ganar usando su lado oscuro. 

Asajj conseguiría sobrevivir, convirtiéndose Durge y ella en personajes muy recurrentes del universo expandido, si bien el primero quedó incomprensiblemente fuera del canon en la serie de 2008, donde Dave Filoni optó por crear a otro no menos carismático cazarrecompensas, Cad Bane, que ya entonces tenía ciertas reminiscencias del género western, lo que parece ser el futuro de Star Wars. 

Volviendo a lo que nos ocupa, el episodio final de la primera temporada (que al contrario que los anteriores, duraba unos 8 minutos) acababa con un cliffhanger: los maestros Ki-Adi-Mundi y Shaak Ti (entre otros jedi) se ven acorralados por un nuevo droide mucho más inteligente y poderoso. 

Por primera vez conocíamos al que habría de ser uno de los antagonistas principales del Episodio III: el general Griveous, antiguo señor de la guerra del planeta Kalee convertido en cyborg al que Dooku ha entrenado en las artes sith, siendo capaz de usar hasta 4 espadas a la vez tanto en los brazos como en los pies y coleccionando como trofeos las de sus víctimas.






La segunda temporada (o tercera, de acuerdo a como fueron emitidas) se estrenaría en marzo de 2005, y esta vez contó con tan solo 5 episodios, pero pasando a durar unos 15 minutos. Tras ser Anakin nombrado caballero antes de tiempo debido al reducido número de jedi disponibles, la acción salta hacia los momentos finales de la guerra 3 años después. 

Obi Wan y Skywalker están en un lejano planeta del borde exterior donde buena parte de los habitantes de una aldea han desaparecido misteriosamente. Durante la búsqueda, Anakin experimenta un misterioso viaje espiritual, con pesadillas en las que se le aparece un monstruo. El monstruo en el que parece estar destinado a transformarse. 

Una vez que recupera la consciencia, descubre un laboratorio donde los droides están convirtiendo a los nativos de la aldea en armas. Anakin, a costa del brazo robótico que sustituye al que perdió en Geonosis, consigue salvarles.






Mientras tanto, Coruscant (el planeta donde se encuentran el senado y el templo jedi) es atacado por un gigantesco batallón de naves separatistas. Aunque al principio esta invasión parece estar siendo sofocada, rápidamente queda claro que la batalla es un señuelo: Dooku ha ordenado a Grievous (que, desvelando así otro secreto, resulta tener en realidad 4 brazos) el secuestro del mismísimo Palpatine. Ni siquiera los poderosos Yoda, Shaak Ti y Mace Windu son capaces de hacerle frente, y el droide huye con su importante rehén.

El episodio termina con Anakin y Obi Wan saliendo a su rescate, y es aquí cuando queda claro, por si quedaba alguna duda, qué es lo que habíamos estado viendo: por primera vez habíamos sido testigos de lo que se nos narraría a través de un texto amarillo descendiendo en la pantalla en la introducción de la que hasta 2015 sería la película final de Star Wars: La venganza de los sith.






Para buena parte del fandom, esta Clone Wars es mejor serie que su sucesora. Aunque yo no lo tenga tan claro, sin duda fue un producto de lo más digno para la época que supo mantener vivo el "hype" tras 2 películas tan duramente criticadas, y ya que no pudimos ver esta parte de la historia en la por otra parte estupenda T7, y que las estupendas ediciones en DVD que en su día lanzó Fox son hoy en día imposibles de encontrar, ojalá algún día Disney la devuelva al canon.

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2 Comentarios

  1. Pues casi lo ha hecho, en los últimos episodios de la sucesora ya hablan de que Shaak Ti estaba protegiendo a Palpatine en el momento de su secuestro.

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