Revisitando Los Simpson. Bart se hace famoso

febrero 07, 2020





Aquí estamos por segunda vez comentando un capítulo de mi temporada preferida de Los Simpson, la quinta. Para entonces, el cabeza de familia Homer ya había quedado para siempre establecido como el personaje estrella de la serie, viéndole a lo largo de los 22 episodios dar asesoramiento sobre matrimonios, dirigir una patrulla ciudadana, desarrollar una inesperada amistad con su vecino Ned Flanders, e incluso viajar al espacio. Aún así, su hijo mayor también tendría su cuota de protagonismo, y de eso trata el comentario de hoy en Joróbate Flanders.





Tras un curioso arranque que parece establecer ya desde el principio el tono metarreferencial de la historia, vemos a un Bart que, esta vez sí, va de excursión con el colegio tras su olvido de 2 temporadas atrás. La cosa, no obstante, no es tan divertida como parece, ya que (y aparentemente no era la primera vez) el director Seymour Skinner anuncia que irán a una fábrica de cajas, algo que aburre a todos menos a él mismo y a Martin Prince. Incluso por una vez Edna Krabappel parece estar de acuerdo con Bart, viéndoles salir lentamente del autobús de Otto Mann con la misma cara de desgana mientras los 2 primeros lo hacen entusiasmados.



"¿Tienen golosinas alguna de sus cajas?" "No, aquí solo fabricamos Nintendo Labo"



Bart descubre mirando por la ventana que están al lado de los estudios de la televisión local de Springfield Channel 6, y decide escapar para ir a ver a Krusty el payaso después de haberle ayudado ya en un par de ocasiones hasta entonces. Como no podía ser de otra forma, una vez más el humorista se ha olvidado de él, pese a lo cual decide contratarle como ayudante después de robarle su desayuno a Kent Brockman, mientras que Skinner y Homer intentan encontrarle en la fábrica.




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Si bien no puede estar más ilusionado, pronto Bart no tarda en entender el desencanto del resto de trabajadores del programa, ya que tiene que estar disponible las 24 horas del día para todo tipo de tediosas tareas (incluyendo un aparente encubrimiento de un acto delictivo) y encima los créditos son tapados por un anuncio del informativo de Brockman (¿el karma?) provocando que su nombre aparezca demasiado pequeño, así que sus compañeros Milhouse Van Houten y Nelson Muntz no se creen que esté ahí. El hecho de que Homer le explique que está siguiendo sus pasos tampoco ayuda a animarle.





Bart decide abandonar, y es entonces cuando Krusty le pide salir en un sketch, ya que el actor secundario Mel ha enfermado al darle un sandwich de queso sin saber su intolerancia a la lactosa. Simplemente tiene que decir una frase, pero tropieza arrasando todo el escenario. El payaso está a punto de despedirle cuando, en la puerta de salida, hay multitud de fans y periodistas esperando para aclamar al hijo de Homer y Marge. El incidente, y sobre todo la frase que dijo después del mismo, "yo no he sido" le convierten de la noche a la mañana en una nueva estrella de la televisión.

Krusty no duda en explotar al máximo esta moda sacando merchandising de lo más diverso (incluyendo una supuesta biografía que en realidad habla del político Ross Perot, y un peculiar disco de rap versionando a MC Hammer) y todo Springfield repite el "yo no he sido", desde el dependiente del Badulaque Apu Nahasapeemapetilon hasta el alcalde Joe Quimby cuando su mujer (que es una parodia de Jackie Kennedy) descubre una de sus reiteradas infidelidades.








Bart al principio disfruta de su fama, pero pronto empieza a agobiarse por ello, sobre todo después de que Lisa lo califique de "moda odiosa". Decide por ello leer varios libros para poder aportar temas interesantes de conversación en el late show de Conan O´Brien, pero el ex-guionista de la serie (que se interpreta a sí mismo) solo quiere oír el "yo no he sido". Harto de todo, decide no intervenir en una gala especial hasta que Marge le intenta motivar ya que, a fin de cuentas, está haciendo feliz a la gente, argumento que, por lo que sea, parece funcionar mejor que con Homer.

Bart finalmente llega al estudio, y de nuevo repite su famosa frase. Pero esta vez nadie se ríe. De golpe y porrazo, se acabaron sus 15 minutos de popularidad cuando había aprendido a asumirla, y, cerrando de alguna forma el círculo, Krusty, antes de despedirle, da a entender que el jefe de la fábrica de cajas había sido también un personaje famoso en el pasado. Finalmente, en una última escena tan absurda como graciosa, diversos habitantes de Springfield se reúnen en el 742 de Evergreen Terrace repitiendo sus correspondientes coletillas para exasperación de Lisa.






Con el éxito de Cosas en casa, y en particular del personaje de Steve Urkel (Jaleel White) al que mencionan directamente, hubiera sido fácil limitarse a hacer un capítulo homenaje. Pero Bart se hace famoso es algo más.

Es la representación simbólica del cambio en el status quo en Los Simpson, de como el "niño malo de América" había pasado de incluso cortar el ritmo de los pocos capítulos no protagonizados por él metiendo algún gag de broma telefónica a Moe Syslack y protagonizar libros a quedarse cada vez más desplazado en favor de su padre. Más adelante la serie volvería en cierto modo a jugar con esto dentro de la misma temporada haciendo que Bart sea ignorado mientras no para de insultar a Lisa para buscar atención, pero esa es otra historia. Y ahora sí, el momento que todos estábais esperando.






Próximamente más reseñas de Los Simpson en Joróbate Flanders.

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