Los personajes no tan conocidos de Ibáñez

agosto 06, 2019

Como ya mencioné de pasada en un artículo anterior, si hubo algo que marcó a fuego mi afición por la lectura fue el suplemento de comics que el diario El País ofreció entre 1981 y 2009, El pequeño país. Los personajes iban cambiando con los años, unos me gustaban más, y otros...no tanto. Pero había una página a mitad de suplemento que siempre estaba ahí, y que se convirtió en mi preferida, 13 Rúe del percebe, con su humor surrealista lleno de detalles de fondo que no siempre se veían a la primera.


Con el tiempo, fui conociendo otros suplementos infantiles como Gente Menuda (ABC) o el más efímero MiniMundo, y con ellos otras historietas clásicas del gran Francisco Ibáñez como Pepe Goteria y Otilio, el Botones Sacarino, Rompetechos, y por supuesto Mortadelo y Filemón.

Mi incipiente afán coleccionista me hizo buscar y adquirir los sucesivos especiales aniversario de los agentes de la TIA, y para mi sorpresa descubrí que la obra de Ibáñez era aún más grande de lo que pensaba. Y de eso trata el artículo de hoy en Joróbate Flanders, series que no crearon tanto impacto como las que todos conocemos, pero no por ello son menos interesantes.



Tete Cohete


"¡Eh, tíos! ¡Reciclad siempre! ¡Hasta hartaros!"






Hablar de la historia del comic español es hablar de la editorial Bruguera, que durante los años del régimen franquista gozó de una posición de casi monopolio con tantas revistas en los kioskos que a menudo tenían que repetir contenidos con tal de poder rellenarlas (sin tomarse pequeñas molestias como pagar derechos a los autores por ello) . En 1976 (ya con su máximo competidor hasta entonces, TBO, en un prolongado declive) este dominio empezó a tambalearse con Don Miki, la revista de editorial Montena que recopilaba comics italianos de personajes clásicos de Disney como Mickey Mouse o el pato Donald.




"¡Me he dejado la barba de Homer Simpson, hoho!"





De esta forma, Bruguera recurrió a otra de sus prácticas habituales que tanto traen de cabeza a los coleccionistas y estudiosos: cerrar revistas para luego relanzarlas. Esta vez lo hicieron nada más y nada menos que con la histórica Pulgarcito, adoptando el mismo formato de bolsillo con 100 páginas de Don Miki, encargando a varios dibujantes que hicieran un personaje que sirviese de imagen a esta nueva etapa.

El ganador fue Jan con el personaje homónimo, que abandonó apenas un año después para poder retomar Superlópez. La propuesta de Ibáñez, que también apareció en la revista, y es lo que aquí nos ocupa (sí, se me ha alargado la presentación, qué le vamos a hacer) era un personaje que no se parecía a nada de lo que había hecho antes: Tete cohete, un niño con gran afición a la mecánica que es capaz de convertir literalmente cualquier objeto que caiga en sus manos en un vehículo, con desastrosas consecuencias.

En un principio, parecía que Ibáñez (o quizá más bien Bruguera) apostaba fuerte por el personaje, llegando a ser presentado en un album de Mortadelo y Filemón. Sin embargo, al poco lo abandonó pasando a ser dibujado por otros autores, que le llegarían a incluir como co-protagonista en El año internacional de la juventud, una de las pocas historias largas que existen de Sacarino. Y en cambio curiosamente no lo hizo en El 35 aniversario, donde hay cameos de casi toda su trayectoria. ¿Puede que realmente no llegara nunca a gustarle el personaje? Posiblemente nunca lo sepamos.






Doña Pura y Doña Pera, vecinas de la escalera





Sí, también Ibáñez intentó apostar por un tipo de humor costumbrista en la que es su única serie protagonizada por mujeres, posiblemente buscando la réplica a las entrañables hermanas Gilda de Manuel Vázquez, por el que nunca ha ocultado su admiración, igual que la familia Trapisonda estaba claramente basada en la familia Cebolleta, o la propia evolución de Mortadelo y Filemón de la "agencia de información" a la TIA en Anacleto, agente secreto.

Las situaciones en que se veían envueltas estas 2 señoras (que suponía un desarrollo de las relaciones vecinales que quizá se echaba de menos en la 13 Rúe, donde cada personaje rara vez salía de su casa) estaban acompañados con pequeños chistes de fondo entre sus respectivas mascotas, un gato y un loro que suelta comentarios sarcásticos al estilo del perro de la Familia Trapisonda. Pero, por lo que sea, no debió ser demasiado popular, y solo existieron 4 páginas en 1964 en la revista Tío Vivo, no volviendo a aparecer hasta 28 años después en el ya mencionado album aniversario.




7 Rebolling Street







¿ANHQV o LQSA? No seré yo quien me moje, pero ya de alguna manera este debate existió antes en el mundo del tebeo.

A mediados de los 80, Bruguera estaba en horas muy bajas, con suspensiones de pagos. Varios autores dejaron la editorial, con la consecuencia de que no podrían retomar a sus personajes, ya que por contrato estaban obligados a renunciar a los derechos de autor sobre los mismos.

En este contexto, Ibáñez optó por reinventar una de sus series estrella, que reconozco que terminaría por incluso gustarme más que la original. 7 Rebolling Street, además de trasuntos de personajes ya conocidos como la señora de los animales, la patrona de la pensión, el veterinario o la portera, contaba con un banco, un bar y hasta ¡okupas drogadictos!  , así como un rascacielos al fondo al que le pasaban todo tipo de cosas extrañas.

Con el tiempo, Ibáñez acabó delegando en un equipo de dibujantes encargándose exclusivamente del guión (algo que también haría con los propios M&F una vez de vuelta en Ediciones B entre 1987-90)  pero, por suerte, el enorme éxito que en la actualidad han tenido los sucesivos recopilatorios de 13 Rúe permitió que al menos 7 Rebolling Street sí tuviese su pequeño homenaje en forma de Super Humor. Esperemos que algún día la renacida Bruguera haga lo propio con Chicha, Tato y Clodoveo, que, más allá de lo "ochentero" de sus protagonistas, quizá sea más tristemente atemporal que ninguna otra.



 Como siempre, podéis sugerir otros personajes en los comentarios. Dedicado a la memoria de Manuel Vázquez.

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