Mortadelo y Filemón: sus otras grandes historias

enero 20, 2024

 



Hoy en Joróbate Flanders retomamos otro de nuestros temas favoritos, Mortadelo y Filemón. Y es que, pese a su ya avanzada edad, la noticia del fallecimiento del dibujante Francisco Ibáñez el pasado verano fue todo un impacto para sus miles de incondicionales, siendo "Mundial de baloncesto 2023" (que aparentemente ni siquiera estaba previsto para este torneo, ya que no se menciona en ningún momento los países asiáticos donde se disputó, sino que transcurre en el mismo indeterminado lugar donde se encuentra la sede de la TIA) la abrupta despedida de estos 2 desastrosos agentes secretos que ya son leyenda del comic español.

O eso creíamos, ya que esta semana Penguin (la actual propietaria de Ediciones B) anunció por sorpresa que, al estilo de "Tintín y el arte-alfa", el próximo abril se publicarán los bocetos y guión de "París 2024", la última entrega de la veterana saga olímpica que se remontaba nada menos que a 1972 con "En la olimpiada", que luego fue renombrado ya en los 90 como "Gatolandia 76" para mantener una continuidad con los que fueron publicados desde 1980 en adelante.

Pero no hablaremos de esto, sino que rendiremos nuestro particular homenaje recordando aquellos comics que, aunque no suelen aparecer en los rankings de los mejores de la serie, nos proporciaron mucho entretenimiento. Comencemos.

Cacao espacial




Si bien fue a partir de la última década del pasado siglo cuando las tramas de actualidad se convirtieron en la seña de identidad de Mortadelo y Filemón, las revistas de Bruguera en los 80 estaban cargadas de cierta crítica social a la actualidad política y deportiva del momento, siendo habituales las caricaturas de líderes de la época como Felipe González.

En un contexto además en el que la guerra fría y su posible deriva en un conflicto nuclear se recrudecía durante la presidencia de Ronald Reagan y su proyecto defensivo popularmente conocido como "star wars", Ibáñez publicó de forma intermitente entre 1984 y 85 en la revista Mortadelo (entre medias su baja tras una operación de espalda obligó a publicar la apócrifa "Que viene el fisco") el que sería el primer comic que tuve en mi colección,

Cacao espacial arranca con un divertido prólogo en el que el ex-actor republicano y su homólogo de la URSS Konstantin Chernenko, ambos dibujados de forma muy envejecida y enferma (y de hecho Ibáñez se disculpa por anticipado en una viñeta por la posibilidad de que este último hubiese fallecido antes de publicarse el album como de hecho así ocurrió) discuten muy encendidamente en la ONU dejando el mundo al borde de la tercera guerra mundial, mientras que la primera ministra británica Margaret Thatcher y un desconocido representante argentino llegan literalmente a las manos por las Islas Malvinas y el ministro de exteriores español Gregorio Morán (un objetivo recurrente de los humoristas de la época) divaga sobre temas que no tienen nada que ver cuando todos los demás ya se han ido.




Tras esto, el gobierno español inicia su propio programa espacial, y el Super decide mandar a Mortadelo y Filemón como astronautas en unas naves cada vez más ruinosas (una, que no llega siquiera a despegar, está construida nada menos que por Pepe Gotera y Otilio) hasta que en la misión definitiva que por fin les pone en órbita acaban por supuesto provocando el conflicto que querían evitar en primer lugar. Cabe destacar también las huidas al principio de cada capítulo a países cada vez más lejanos de los 2 agentes.




El 35 aniversario




Hacia 1993, se cumplian 20 años de la publicación por primera vez en Alemania de los allí conocidos como Clever & Smart, con una popularidad casi tan importante como la de su país de origen. Quizá por ello Ediciones B le encargó a Ibáñez un album (publicado en Super Mortadelo a lo largo del año anterior) centrado en una fecha aparentemente no tan "redonda" como era la del 35 aniversario.

Mezclando realidad y ficción, esta es una curiosa biografía del mismo Ibáñez y sus comienzos como botones en un banco para después empezar a dibujar en diferentes pequeñas editoriales hasta que en 1957 dio el salto a Bruguera (con un tiránico director basado en Rafael González) mientras a su vez se nos narra en paralelo los orígenes de Mortadelo y Filemón (que cambian lo narrado en la corta "La historia de Mortadelo y Filemón") y como se van cruzando con otros personajes como Sacarino, Chicha, Tato y Clodoveo o los vecinos de la 13 Rúe del percebe entre otros.




Con el paso de los años, este album se ha ido de cuando en cuando haciéndose viral. Y es que en una espectacular última página donde se muestra una estatua de Ibáñez al lado de la Estatua de la libertad, uno de los típicos detalles de fondo de viñeta acabaría siendo tristemente premonitorio, al mostrar un avión incrustado en una de las Torres Gemelas.



Su vida privada





Aunque, como ya hemos visto, la de Mortadelo y Filemón siempre fue una cronología tan voluble como la de Los Simpson, con el tiempo Ibáñez (fundamentalmente a partir de la desaparición en 1995 de las revistas semanales/quincenales y el paso a publicación directa en las colecciones "Magos del humor" y "Olé") decidió de pronto empezar a dar una relativa continuidad a la serie.

El punto de inflexión fue otro aniversario, el 40 para ser exactos. En el correspondiente Super Humor dedicado a tal evento (el Nº29) junto a una antología de las primeras historias de una página de "Mortadelo y Filemón: agencia de información" y otras series varias, encontrábamos el album "Su vida privada".

En esta ocasión, no se trataba de grandes misiones en países extranjeros, o de probar los temidos inventos del profesor Saturnino Bacterio. Sencillamente, como su título indicaba, se nos mostraba a nuestros entrañables protagonistas en situaciones cotidianas fuera del trabajo, desde su complicada convivencia en la cochambrosa "Pensión el calvario" a fallidas citas románticas, pasando por sus respectivas familias, lo que a Ibáñez le permitió en el caso de Mortadelo desarrollar una vez más uno de sus tropos preferidos, el de esos pequeños pueblos anclados en el pasado donde casi cualquier peligro puede ocurrir.




Como siempre, podéis sugerir otros comics en los comentarios. Dedicado a la memoria de Francisco Ibáñez.

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