El comprador de Springfield. Mario Kart 8 Deluxe: el fin de una era

noviembre 11, 2023



Bienvenidos una semana más a la sección de Joróbate Flanders que es como las implicaciones "más que nunca" de Akira Toriyama en cada obra de Dragon Ball: nuestro espacio de noticias y opinión El comprador de Springfield.

No, no hablaremos del final de la exitosa huelga de actores o de la dignísima despedida que nos está ofreciendo Cuéntame como pasó tras varias temporadas para olvidar, ni de la entretenida pero fallida The Marvels, cuya intrigante escena postcréditos llega tal vez demasiado tarde para el impacto que habría creado hasta hace no tanto tiempo. Hoy toca decir adiós a un videojuego que ha estado con nosotros mucho más tiempo del que hubiéramos podido llegar a imaginar en su día.


No, tranquilos, de esto seguirán sacando remakes por los siglos de los siglos


En 2012, una Nintendo aún dirigida por el fallecido Satoru Iwata se las prometía felices. Tras un mal comienzo por su abultado precio de lanzamiento, Nintendo 3DS seguía consolidando el reinado de las portátiles frente a la incomprendida PS Vita de Sony, y Wii, desde su cómodo segundo plano como consola comodín, se había convertido en la inesperada ganadora de la séptima generacion frente a unas Xbox 360 y Playstation 3 que prácticamente empataron en ventas.




Tras tocar techo con The legend of Zelda: Skyward Sword (que incluía el periférico Wii MotionPlus) tocaba pensar en el futuro, y esta vez Nintendo, aún manteniendo la línea de evitar una confrontación tecnológica directa con los 2 gigantes, quiso adelantar un año el cambio de ciclo, presentando en el E3 de 2011 (poco imaginábamos entonces que aquel sería su último evento presencial que daría paso al Nintendo Direct, modelo a seguir hoy en día por buena parte de la industria) la consola sucesora Wii U.

Poco se puede decir de aquella fría y confusa primera impresión que no se haya explicado ya, y para 2014, ni iniciativas publicitarias tan peculiares como el "año de Luigi", el lanzamiento de las figuras "amiibo" y las como no estupendas exclusividades de la talla de New Super Mario Bros U, Donkey Kong Country: Tropical Freeze y el bombazo que fue Bayonetta 2 (cuya primera entrega había sido multiplataforma) podían levantar ya lo que era visto como el mayor error de la "gran N" desde Virtual Boy, y se empezaba a debatir abiertamente la posibilidad de acabar siguiendo los pasos de Sega tras Dreamcast.




Era este el complicado contexto en que en mayo se lanzaba mundialmente la correspondiente entrega de una de las franquicias más veteranas de Nintendo, Mario Kart 8, que recuperaba las motos de la entrega de Wii, mantenía la personalización del vehículo y planeo de la séptima parte en Nintendo 3DS y añadía mecánicas nuevas como unas paredes antigravedad en determinados circuitos, y más objetos para hacerle la carrera difícil a tu rival como la planta piraña, un boomerang, el "8" (que permite lanzar dicho número de objetos a la vez) o una bocina que te defiende de cualquier otro objeto, inclusive el temido caparazón azul.

Al plantel inicial de 30 personajes (ya de por sí el más elevado dentro de la saga, con novedades como los hijos de Bowser) se unirían 2 DLCs que añadieron por primera vez (sin contar la recreativa de Namco) personajes de otras franquicias ajenas a Mario como el Aldeano y Canela de Animal Crossing, y el mismísimo Link, junto con 8 circuitos nuevos, algunos versiones actualizadas de juegos anteriores, y otros que parecían dar pistas sobre el próximo gran juego 3D del fontanero o cerraban el círculo homenajeando a F-Zero, la saga de la que en cierto modo fueron una secuela espiritual, y un nuevo modo de máxima dificultad, la cilindrada 200cc.

Pese a que se echaban de menos las interesantes opciones un jugador que en su día se incluyeron en Mario Kart DS, y no gustaron los cambios que se hicieron en el clásico modo batalla (que dejó de tener escenarios específicos para pasar a competir en los circuitos de carreras) aquel fue otro éxito de Nintendo, con 8 millones de copias, que no parece para tanto hasta que tenemos en cuenta que Wii U despidió su vida útil poco después vendiendo unas 14 millones de unidades.




En 2017, Nintendo dio un paso más en su política de innovación con el lanzamiento de una portátil híbrida, Nintendo Switch. Ante la necesidad de grandes lanzamientos que acompañaran a Zelda: Breath of the wild (que a su vez, repitiendo lo que ocurrió con Twilight Princess en Game Cube y Wii, era el último triple A de la consola anterior) la otra elección a la espera de Mario Oddysey o Smash Bros Ultimate era obvia, y a la vez ninguno la habríamos imaginado: por primera vez un Mario Kart no sería exclusivo de un único sistema.

A primera vista, Mario Kart 8 Ultimate no incluía grandes novedades: esta vez contaríamos desde el principio con todos los personajes y opciones del DLC junto a personajes nuevos como los Inglink de Splatoon y el regreso de la tortuga esqueleto Huesitos, y algún skin añadido a los ya existentes, la recuperación del segundo objeto (únicamente usado antes en Mario Kart Double Dash de Game Cube) se añadía un tercer turbo al derrape, y nuevos (o más bien viejos) items: el fantasma Boo que roba al resto de pilotos, y la capa voladora para saltar con impulso, esta última reservada a un modo batalla que recuperaba su esencia.




Pronto esto se convirtió en un gran acierto, ya que el enorme éxito comercial de Switch hizo que muchos usuarios descubrieran este título por primera vez, y mes a mes, año a año, empezó a hacerse habitual verle presidir la lista de los juegos más vendidos junto a otro veterano de la generación anterior como era Grand Theft Auto 5, lo que hacía inevitable la gran pregunta: ¿Nintendo rompería su tradición de un único MK por plataforma? Y de ser así, ¿cuando llegaría el 9?

En 2019, llegó Mario Kart Tour, que no sería el nuevo juego de sobremesa esperado sino un nuevo lanzamiento freemium para móviles de DeNA, que hasta su temporada final el pasado septiembre, se caracterizó por unir circuitos clásicos modificados de anteriores entregas con otros nuevos que representaban lugares de todo el mundo como Amsterdam, Singapur, Berlín o Madrid con relativa fidelidad.


No, aún no hemos encontrado "Torrijas y churros" en nuestras salidas a la capital


Hacia principios de 2022, los rumores de un nuevo Mario Kart eran más insistentes que nunca, y Nintendo tampoco parecía estar demasiado preocupada en desmentirlos. Y entonces, en el Direct de febrero de ese año tuvimos otra sorpresiva noticia: hasta 48 circuitos nuevos (doblando así los existentes) que incluirían buena parte de lo visto en Tour irían saliendo de forma escalonada, a lo que a partir de la cuarta tanda se han unido más personajes como Pauline, Kamek (que, como recordarán los boomers del lugar, fue un descarte de Mario Kart 64) o el regreso de Funky Kong entre otros. 

El pasado jueves 8 de noviembre se ponía fin con la última entrega a 9 años de soporte incluyendo una edición "semifísica" para los que no quieran la opción de jugarlo de forma gratuita contratando el online premium.




Que la ya anunciada próxima consola de Nintendo tendrá un nuevo Mario Kart (¿9 ó 10?) es algo que nadie pone en duda. Pero la pregunta es si será este el fin de la franquicia como la conocemos. Y es que, antes del anuncio del "pase de pistas extras", muchas especulaciones apuntaban a que se tomaría un nuevo rumbo como ya hicieran por ejemplo Burnout Paradise o Forza Horizon 5, pasando a incluir elementos de mundo abierto.

Sea como sea, aquí estaremos en Joróbate Flanders para hablar de ello.

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