El comprador de Springfield. Disney+: la revisión del cine clásico

febrero 04, 2021

Los personajes que nunca veremos en Kingdom Hearts


Como bien ha parodiado Padre de familia en alguna ocasión, las versiones primigenias de los cuentos infantiles eran mucho más truculentas de lo que pudiera parecer, como es el ejemplo de La bella durmiente. Tuvieron que pasar 200 años de nada para unas versiones más suaves que fueron las que Walt Disney adaptó en una de sus producciones más ambiciosas.

Resulta inevitable pensar en esto siendo que, años atrás de la película que casi acaba con el hoy imperio multimillonario dueño de prácticamente todo ocio audiovisual, Walt se embarcó en otro proyecto personal que incluso para los estándares de los 40, resultaba de lo más controvertido. 

Sin presupuesto para hacer grandes películas animadas debido a la II guerra mundial, Canción del sur era una sencilla producción ambientada al final de la guerra de secesión que mezclaba animación e imagen real inspirada en los cuentos de Uncle Remus que le gustaban cuando era un niño. Una visión demasiado idealizada de los tiempos de la esclavitud.

Si bien ya entonces hubo protestas contra el estreno, eso no impidió que Canción del sur regresara a las carteleras a lo largo de las décadas de 1950, 70 y 80, además de una atracción de Disneyworld inspirada en la misma, Splash Mountain (hoy rediseñada para retratar Tiana y el sapo) . No obstante, en 1986 la nueva Disney dirigida por Michael Eisner ya empezaba a ver las cosas de otra manera. 

Esto se tradujo en que no saliese en EEUU en VHS (sí lo hizo en España, alcanzando precios de locura entre coleccionistas) mientras que en el trailer que veremos a continuación ni siquiera aparecía el personaje interpretado por James Baskett (quien ganó un Oscar por ello) haciendo hincapìé únicamente en los segmentos animados. Hoy en día la única forma de verla es a través de internet en ripeos de baja calidad.





Tras esto, toca volver a nuestra época. Hablar de la plataforma Disney+. Como recordaréis, a nuestro país llegó en marzo del pasado año, mientras que en EEUU lo hizo en noviembre de 2019. En esos primeros días saltó la primera polémica: Dumbo, ya de por sí el "clásico Disney" de metraje más reducido (apenas 64 minutos) debido a los problemas financieros que causó Fantasía, sería todavía más corta si cabe. 

Como supongo que a estas alturas no hago spoiler, Dumbo se hace amigo de unos cuervos. Estos cuervos eran una parodia un tanto desafortunada de la comunidad afroamericana, como de nuevo satirizó Seth Mcfarlane. 

Siendo conscientes de que, a fin de cuentas, era un momento clave de la película puesto que son quienes le enseñan a volar aprovechando sus grandes orejas haciéndole creer que sus plumas le otorgan poderes mágicos, finalmente rectificaron con un mensaje avisando del contenido, como ya venía haciendo Warner en algunos de los cortos de Looney Tunes.





Por supuesto, esto no es censura como muchos han dicho. Pero hay otras películas y series que sí han sufrido recortes. El caso más famoso por su viralidad en las redes sociales es el de 1, 2, 3... Splash, comedia de 1984 bajo el sello Touchstone Pictures. Precisamente el que creó Ron Miller para poder desarrollar el cine más adulto que los grandes jefes de la factoría del Ratón Mickey no querían ni en pintura. 

Inclusive el sistema del disclaimer parece que ya se antoja insuficiente, y en estos días, con la esperada Star a punto de llegar con Deadpool y Logan completando el catálogo de los mutantes Marvel, conocíamos que tanto Dumbo como otras películas con escenas delicadas como Peter Pan o Los aristogatos pasan a tener calificación +7, y por tanto son inaccesibles para perfiles infantiles.


¡No, hombre, no!

Por supuesto que hay que combatir el racismo, más aún en estos tiempos que corren. Pero, si se puede poner un aviso a El libro de la selva, ¿no se podría poner también (o hasta rodar un documental al respecto) a Canción del sur? ¿Es equiparable Peter Pan a, por citar alguna con la que comparte calificación, Los Simpson la película? Y en definitiva, ¿no es mejor reconocer que efectivamente se han cometido errores en el pasado (y no solo Disney) que querer hacer ver que eso nunca existió como Homer en los semáforos?

Este es un debate muy difícil de responder, pero hay que tener una cosa muy clara: ni entonces ni ahora se puede hablar de un posicionamiento político en que se hicieran películas de una u otra manera. Simplemente es amoldarse a la realidad de cada momento, como demuestra el hecho de que esta nueva Disney no sea en Europa o en EEUU la misma que en Rusia o en China, algo esto último que se reflejó a la perfección en South Park. Es el mercado, amigo

Para más información, recomiendo el documental Despertando a la bella durmiente (que podéis encontrar en D+) y el vídeo Woke Disney de Lindsay Ellis. Como siempre, podéis opinar sobre este tema en los comentarios.

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